Motivados por la buena racha del puntero Independiente, por la irregularidad de Central y, sobre todo, porque ya se va transformando en costumbre ver a Central desdibujado cuando sale del Gigante de Arroyito, los pronósticos previos al partido encontraban al Nuestro frente a una bravísima parada en su visita a Avellaneda. Sin embargo, y más allá del inapelable resultado, el Canalla mostró (por primera vez en mucho tiempo) de forma material las ansias de ganar que los protagonistas siempre acusan tener.
En un partido que corrió serios riesgos de ser suspendido (tal como lo fue el Boca-River) por las condiciones climáticas adversas, Central salió al Libertadores de América a enfrentar al puntero jugándole de igual a igual y, si bien se evidenciaron algunas desigualdades jerárquicas entre ambos planteles, durante gran parte del partido manejó la pelota y se mostró sólido en defensa y punzante (a fuerza de arremetidas de sus laterales y carrileros) en ataque.
Así y todo, ya con el diario del lunes sobre la mesa, Central se volvió con las manos vacías luego de quince minutos fatales, sufriendo, entre los 30 y los 45 minutos del complemento, un desorden colectivo que le ofreció al local una oportunidad inmejorable de ponerse en ventaja. El arquerito Galíndez (por mucho, la figura de la cancha) nada pudo hacer ante los dos verdaderos golazos que convirtió Independiente: El primero, uno de los mejores en lo que va del Clausura, fue una obra maestra de Mareque (quien convirtió su segundo gol en más de cien partidos) y el segundo gol (convertido por Núñez, el primero en el Clausura) lo encontró mano a mano con el delantero que ingresó por el sector que debe clausurar Diego Chitzoff.
Central perdió así la posibilidad de alejarse de la zona de Promoción. Los resultados de sus rivales directos le brindarán al Nuestro una semana más alejado de la zona roja de la tabla, por lo que es fundamental que tanto el cuerpo técnico como los jugadores sigan trabajando en la más armoniosa tranquilidad. Para la anécdota quedarán algunas pinceladas de buen fútbol colectivo y una nueva demostración de entrega de varios de los Pibes de Cuffaro.
De nada sirve lamentarse ahora por los puntos perdidos. Ahora se viene Huracán, se juega en casa, y los tres puntos se van a quedar acá.
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