Descendió Rosario Central

En el Gigante, el Canalla sufrió una de las derrotas más dolorosas de su historia y se fue a la B por cuarta vez. Cayó 3-0 ante All Boys en la revancha de la promoción, luego del 1 a 1 en Floresta. Vieytes, Campodónico y Vella fueron los verdugos del equipo de Madelón y el Albo vuelve a primera luego de 30 años.




Descendió Rosario Central. Lo que pocos esperaban pero a la vez muchos temían sucedió. Y el equipo de Arroyito, cuatro veces campeón de la plana mayor del fútbol argentino, se fue a la segunda división, también por cuarta vez. Su verdugo fue All Boys, que luego del empate como local sorprendió a propios y extraños en el Gigante de Arroyito y se impuso 3-0, para que el equipo de Floresta vuelva a primera después de 30 años. En el estadio y en la zona hubo incidentes entre hinchas y la policía.

Marcelo Vieytes y Mariano Campodónico, en el primer tiempo, y Cristian Vella, en el segundo, fueron los verdugos del equipo de Leonardo Madelón, que se retiró entre llantos, los mismos que ganaron los rostros de la gente en la tribuna.

Durante el partido, el Canalla salió mejor de entrada, empujado por la euforia de su público bajo la persistente llovizna que caía sobre la ciudad. Pero el Albo no se achicó y también golpeó con alguna contra.

De hecho, el primer gol de la visita llegó a sólo seis minutos de juego, cuando la defensa local y Hernán Galíndez dudaron ante un lateral que cayó en el área y Vieytes aprovechó para tocarla por encima del arquero.

Central trató de no desesperarse y fue. Tuvo varias, sobre todo por la vía aérea, con algunas pelotas detenidas y también en jugadas que desembocaron en ese recurso. Pero ni Luciano Figueroa, ni Guillermo Burdisso, ni Santiago García, ni Milton Caraglio estuvieron precisos cada vez que ganaron de arriba. O bien, chocaron con la buena tarde del arquero Nicolás Cambiasso.

Galíndez también tuvo que revolcarse en algún sacudón de All Boys. Pero no pudo evitar dar rebote a los 43, sirviéndole el gol a Campodónico, para que el Gigante quede perplejo primero y luego, casi al instante, estalle entre gritos, algunos de aliento y otros de insultos para los jugadores locales.

Los segundos 45 minutos fueron una foto: Central atacando con más esfuerzo que fútbol, generando peligro de manera muy aislada y sufriendo atrás con los contraataques del rival.

Los ingresos de Emilio Zelaya y Jonatan Gómez no aportaron la movilidad y la profundidad necesarias para empezar a descontar en el marcador. Y en el arco propio, Galíndez tenía cada vez más trabajo a partir de las respuestas del Albo, con mucho espacio para aprovechar.

Sin embargo, el tercero llegó por otra falta de atención defensiva a través de un corner que le cayó pasado a Vella, quien no dudó y con un remate bajo, fuerte y cruzado liquidó el pleito cuando iban 20 minutos.

El Canalla quedó aturdido del todo y casi sin reflejos para buscar la hazaña. Pudo descontar, pero le faltó precisión y suerte. Pudo sufrir algún otro gol, pero el destino ya le había caido con bastante peso hasta allí.

Se fue el partido, y se fue Central. Las reacciones fueron diversas, pero siempre enmarcadas en la frustración que significa un descenso para la idiosincrasia futbolera del país, y más de esta ciudad.